En este #SemillasdeFilosofía nos acercamos a la prosochê, la práctica de atención o vigilancia interna del estoicismo.
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¿Sabías que más de dos mil años antes de que existiese el mindfulness, el estoicismo ya disponía de ejercicios para entrenar la atención?
Formaba parte de su entrenamiento básico, de su trabajo con la mente y el espíritu. El término que utilizaron para referirse a esta práctica fue el de prosochê, que podemos traducir directamente por atención, o vigilancia. Pero, ¿de qué?
La atención estoica se enfoca tanto fuera como dentro de nosotros. Se aplica a los eventos externos, lo que ocurre a nuestro alrededor, pero también a los internos, a todo el espectro de fenómenos mentales, emocionales e intuitivos que se dan en nosotros.
¿Para qué? El objetivo de la prosochê es desactivar el piloto automático que rige nuestros pensamientos y acciones. Sin prestar atención a lo que ocurre, nos dejamos llevar por las primeras impresiones y somos víctimas de nuestros prejuicios e impulsos más básicos. Sin consciencia, nos convertimos en algo que no está a la altura de lo que somos.
De vez en cuando párate y mira dentro y fuera de ti… ¿qué está ocurriendo?
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