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El origen de la filosofía no es el que piensas.
Si te preguntan por el nacimiento del pensar filosófico, muy probablemente vendrá a tu mente la palabra “crítica”.
Y es que, por lo general, damos por sentado que la filosofía se limita al pensamiento crítico. Y sí, la crítica es una parte fundamental, pero esa es solo su herencia más racionalista, que además no es la principal.
En El nacimiento de la filosofía, Giorgio Colli nos ofrece una mirada más profunda sobre el origen del filosofar. Para él, la filosofía, más que una disciplina, es un acto inherentemente humano, y no nace de la crítica, sino del asombro.
El auténtico filosofar toma su impulso del asombro, de esa mirada contemplativa que no comprende lo que ve, pero que a la vez se niega a encerrar el fenómeno en una explicación simplista, que lo castre y lo prive de su intensidad y belleza.
El asombro se nutre de la ignorancia, de la incomprensión humilde, pero también de la fascinación, del amor a lo que somos y lo que nos rodea.
¿Hace cuánto que no te miras a ti o a la vida con asombro?
¿Qué pasaría si criticases menos, y te asombrases más?
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